Es difícil encontrar tema sobre el que escribir. A veces
tomo notas con ideas en un par de palabras, otras espero a que pase algo por la
ofi para empezar a escribir, en la época de
la Rotten y su circo de pulgas escribí algunas entradas en forma de diario, de
hecho, las titulé
Diario de un ascenso,
juego de palabras con su nombre. No suelo conservar aquellas que escribo y no
publico. Sólo reciclé una que transformé en cuento y ésta. La empecé el dieciséis
de diciembre y estuve a punto de borrarla, no lo hice por una de esas
casualidades que parecen mágicas y aquí estoy, sirviéndome de ella. Y es que la
tormenta ha vuelto.
Sandra tiene un problemilla con su trabajo. La entiendo. Aunque
no hacemos lo mismo, no nos dedicamos a nada entretenido, estimulante o
enriquecedor. A veces tengo la sensación de estar en una especie de cadena de
montaje oficinesca de la que es difícil salir. Por eso busco cosas para hacer
fuera. Ella tiene a sus hijos, su vida fuera de aquí son ellos, pero ¿es
suficiente eso para llenar a una persona?