lunes, 27 de junio de 2016

Viernes de resaca

Primera hora del viernes. No es dolor exactamente lo que siento en la cabeza, es algo parecido a una presión. No llega al nivel de una resaca, es como la sensación que me produce una noche de insomnio, pero sé que es el exceso de alcohol el que la causa. Tampoco imaginéis que bebí tantísimo (no pongo cantidad porque más de uno se reiría de mí, echadle imaginación).

Alcohol + fuego = combustión

Copa ardiendo
A glass of fire, de Hugo Martins
Da igual que solo sean una gota y una chispa las que se unan.

viernes, 17 de junio de 2016

Volvemos a ser tres

Tres velas rojas, una vela gris
Three prayers bruning, de Wayne S. Grazio
La última semana ha estado plagada de acontecimientos. El principal es que tenemos compañera nueva en el neozulo. Me enteré el viernes pasado pero no sabía fijo si la iban a poner aquí o abajo con Grace. Como soy tonta avisé a Sandra para que se fuera mentalizando de que podríamos tener compañía. Si hubiera sabido lo que pasó después, no le habría dicho ni mu.

Cuando llegué el lunes no había rastro de Celia, la nueva. Simplemente pensé que habría retrasado su incorporación. No tardé en enterarme de que ya había empezado. Fui a buscar unos documentos al despacho de Grace y me confirmó que estaría con nosotras, solo que no tenía ordenador y estaba trabajando con sus jefas. Mientras estábamos cuchicheando apareció Celia y  me la presentó. Parece maja, pero tendré que esperar a que pasen unos meses de convivencia y coja confianza para saber si es buena compañera (y buena compañía) o no.

Nada más salir por la puerta hizo aparición mi jefa. Peleó mucho para que no pusieran a nadie más aquí, me lo dijo como disculpándose. Lo que no sabe es que yo estoy encantada, a ver si de una vez Sandra se corta un poco y deja de montar espectáculos. De paso que nos encontrábamos aprovechó para contarme que había un problema con la base de datos con la que estamos trabajando. Mi mente se ofuscó. Subí corriendo y me puse a repasar como una loca a ver si en mi parte también había fallos. Esto es lo que pasa cuando alguien no tiene seguridad en sí misma: si otros se equivocan piensa que también lo ha hecho mal. Terrible pero cierto.

martes, 7 de junio de 2016

Sesión corta

Tengo hora y media para comer. Hasta hace poco más de un año tenía dos horas. A veces siento que no me llega para nada, así que apenas planeo actividades. El paseo sigue siendo obligado, ¿qué hago con la media hora restante? Mi actividad preferida, que además puedo simultanear con la comida, es ver pelis y series. Aquí he visto MadmenMaking a murdererAmerican crime story, la primera temporada de True detectiveMr. Robot (ésta aún está a medias, no me engancha del todo). He visto capítulos sueltos de muchas otras: Falling skiesBroadchurchHomelandDownton Abbey, el único capítulo que vi de La cúpula… Faltan, son muchos años. Y tengo asignaturas pendientes. De las pelis mejor ni hablo porque he visto demasiadas como para recordarlas todas.

Hoy me dio el punto por los cortos y se me ha pasado el tiempo viendo uno tras otro de manera compulsiva. La mesa me llevó a la parada del bus, y el bus, de larga distancia, me llevó lejísimos, tanto que casi acabé con una sesión breve de porno. Me contuve porque estoy en la ofi. Vi intentos de violaciones, viajes en tren muy muy extraños e inquietantes, robos de almas, tratamientos en clínicas de adelgazamiento... Al post traigo una selección de tres, la sesión completa aquí.

viernes, 3 de junio de 2016

Diario de un "Ascenso" (6): vuelta a las andadas

Jueves 2 de junio de 2016

11:30h

Suena el teléfono. Está en una esquina de la mesa, la pantalla tapada por la cpu en vertical, así que cojo ignorando quién llama. Un diga sale despreocupadamente de mi boca. Error. Es ella. Abrí la puerta el otro día y no ha dudado en cruzarla, lo que me extraña es que haya tardado tanto. No he sido sincera. No he mentido pero sí he ocultado información. Cuando me llamó el otro día, me dio tantísima pena que me ofrecí a traerle jabón casero. ¡MEC! Sí, lo sé, fue un error que ya estoy pagando. Cuando se lo llevé (sí, encima se lo llevé, alimentando aún más su fantasía de pulgas en la moqueta) tenía para mí una trampa para hormigas, para combatir a las que entran cada año en mi casa. No, no. No es que yo no sepa comprar exterminadores de hormigas, es que su trampa es muchíiiiiisimo mejor que cualquier otra que pueda comprar. Salí de allí con una mezcla entre cabreo y pena que me gustaría no sentir más, sobre todo lo relativo a la pena.

Vuelvo a la realidad tras los recuerdos. Me cuenta que hay una conjura contra ella en la empresa. Es la única secretaria a la que no le cancelan las guardias. Es cierto, en parte, pero es lo que pasa si te metes con la persona que organiza los turnos. No solo me llevó a mí al borde de la locura y, cuando vences a personas que son superiores a ti en la empresa pero no mueren, puedes tener por seguro que habrá consecuencias. La clave de esto es que ellas (la jefa de las guardias y su secretaria) la están martirizando, pero cuando la Rotten las machacó era por una buena causa porque ella es perfecta y no comete pecados.

Voy a desconectar un rato.

lunes, 23 de mayo de 2016

Necesidad de hablar

Shup up
Yes please, de Allert Aalders
Hay clase en el aula del edificio. He mencionado varias veces esta aula pero nunca la he descrito. Es un anexo prefabricado que siempre he imaginado que fue añadido por mi empresa. No pega ni con cola con el edificio, pero los dos son bonitos. El aula tiene paredes exteriores transparentes y el edificio es un chalet típico de Madrid con una parravirgen que en verano cubre de hojas gran parte de la fachada. El aula puede dividirse en dos gracias a un panel movible, tiene acceso directo desde el exterior y también una puerta interior que la comunica con el edificio. El movimiento se produce la mayoría de las veces por las actividades que se organizan en el aula y/o en el patio y no por los que trabajamos aquí. Hoy es la excepción, ni se les ve ni se les oye. No sabemos exactamente de qué es la clase, pero mis compañeras me han dicho que los asistentes no pueden hablar. Imaginamos que es algo relacionado con la meditación. Los van a poner a prueba llevándolos a comer a un restaurante. Repito que no pueden hablar. No, tampoco en el restaurante. Silencio durante ocho horas en las que se acumularán cientos de emails en su bandeja de entrada. Los contestarán mañana mientras estén con sus hijos en el zoo.

viernes, 13 de mayo de 2016

Embarrados y negacionistas: el derecho a estar triste y feliz solo para ellos

Grief, Sculpture Girl Chemistry
Girl and grief, de x1klima
Hace un tiempo, Rita defendía en su post Consejos vendo y para mí también tengo el derecho a ser feliz y que no te miren mal. Porque es verdad, molesta ver felices a los demás. Ay, las envidias y los celos (y probablemente algún que otro desorden) cuánto daño hacen. Sin embargo, también molesta lo contrario y no por empatía precisamente. Si la persona que ve la tristeza está viviendo un momento de su vida extraordinario, ya ni cuento cuánto le jode. Casi casi me ha salido un trabalenguas. Mi conclusión, la misma que para otras muchas situaciones: nos molesta todo. ¿Acaso cuesta tanto compartir la felicidad ajena y ser empáticos con el que está pasándolo mal? Este blog no recibe muchas visitas, pero igual algún avispado se le ocurre pensar que por qué vengo ahora con estas historias si hace poco escribía sobre lo molesto que es aguantar los llantos en los zulos y neozulos. Pues sí, esos llantos son molestos porque son un exceso fingido. Y también es molesto el egoísmo que esconden esas lágrimas, pero no voy a adelantarme.

martes, 19 de abril de 2016

Diario de Sandra (2): El ascensor

Lunes 18 de abril de 2016

15:37h

La mañana ha sido tranquila. Sandra estuvo seria, sin hablar nada. La única vez que lo intentó quería pagar conmigo sus problemas y eso sí que no. No sé qué cara debí de ponerle porque cerró el pico hasta ahora. Fui yo la que rompí el silencio, en el fondo me da pena y sabía que la historia que iba contarle la iba a hacer reír un poco porque nada más abrir la puerta vi que había estado llorando en mi ausencia.

La historia es que el ascensor está estropeado, el noveno motivo para subir por las escaleras. Lo gracioso no es eso sino que la semana pasada Pura, la vieja de la limpieza, se quedó encerrada una hora nada más llegar al edificio, sobre las siete y media de la mañana. Ais, qué pena que nuestro ascensor no sea como la cabina. A ella le hizo aun más gracia saber que Mari Pili también sufrió encierro hoy. Y una hora más tarde, tres estudiantes, aunque como eran desconocidos no nos hizo gracia a ninguna de las dos. Lo han clausurado. Me imagino nuestras escaleras como las de The Big Ban Theory, solo que con gente menos interesante y mucho más sosa.

lunes, 18 de abril de 2016

Diario de Sandra (1): viernes de lágrimas


Viernes 15 de abril de 2016

9:45h

Estoy hablando por teléfono con mi padre. El pobre siempre me llama nada más llegar a la oficina para cerciorarse de que he llegado entera y, sobre todo, de que el tridente esté sin rasguños y pegado a mi mesa, por si las moscas cojoneras. Entra Sandra. Como estoy a punto de despedirme de él no salgo para hablar. Sandra deja sus cosas y se va con el teléfono en la mano.

10.10h

Vuelve llorando. Si es que son tan predecibles, las pobres. Siempre las mismas pautas de actuación. Sabía que lo del miércoles era solo el principio. Como ya no estoy hablando, y debe de pensar que no tengo nada que hacer, me empieza a dar la brasa con un marrón que le ha encasquetado nuestra jefa. No habría problema si no me consultara sobre qué debería haber hecho: darle un corte a nuestra jefa o no. ¡Lo que me faltaba! Esta tía tiene un problema y gordo. Si eres borde con tu jefa, atente a las consecuencias, pero no impliques a nadie. Que encima será capaz de decirle después de meter la pata me lo dijo Dorotea, con voz de zorrita.

viernes, 15 de abril de 2016

Llorar en la oficina: las mejores actuaciones estelares

Ay, madre, que han vuelto los viejos tiempos. No sé si es que esta silla es mágica o tiene implantada tecnología futurista pero me parece que he viajado en el tiempo y las antiguas situaciones culebrónicas han desembarcado en el neozulo. Como decía una de las viejitas de mi familia: “Cogí miedo, cuca”.

Dibujo de mujer llorando
Easily Offended, Overly Sensitive, de lookcatalog.
Ilustración de Daniella Urdinlaiz
La semana pasada leí un artículo sobre Qué hacer cuando tu compañera* empieza a llorar. Nada más ver el título pensé que aquello iba conmigo porque una gran parte de mis compañeras de zulo han llorado. La primera fue Ofelia. Hablaba como una cotorra por teléfono (la principal marca de la casa), pero curiosamente salió para atender LA llamada. No sé qué le dijeron que empezó a llorar como una fuente. ¡Pobres árboles del patio! Era demasiado para ellos verla en ese estado, así que entró corriendo envuelta en mocos y lágrimas para seguir con el espectáculo a mi lado. Preocupada, hice lo que el artículo dice que no se debe hacer: preguntar. El corte que me metió me dejó desangrada en la moqueta: “son asuntos de familia”. Inmediatamente llegó Mari Pili corriendo lo que sus zancos le permitieron y casi sin respirar le preguntó lo mismo. Como premio al esfuerzo recibió un dulce “Nada Mari, no es nada, no te preocupes”. Esa segunda respuesta me dijo mucho más que la primera, así que cuando repitió numerito unas semanas después no recibió el aplauso que en realidad quería. Para conseguirlo, ¿qué hizo? Sorber muy muy fuerte por la nariz, tanto, que nos quedamos sin polvo en la moqueta. A pesar del desagradable ruido, me mantuve en mis trece y ni una mirada, ni una. Eso se repitió una tercera vez. Mi nivel de paciencia estaba a nivel del núcleo terrestre (no sólo por los llantos) y la volví a ignorar. Es más, si mi actitud la disgustaba, mejor.

martes, 5 de abril de 2016

Sueño: dos novios para un diablillo


Martes 5 de abril de 2016. Noche.

Novia hinchando un globo. Grafiti Love is key
Love is key de cosmo_71
Anoche tuve un sueño rarísimo y larguísimo, incluso seguí soñando después de sonar el despertador, en ese estado entre la vigilia y el sueño. Lo traigo porque está implicado un compañero de trabajo. Hace un rato me di cuenta de que el hilo conductor, la boda, vino a mi mente por el post de S. que leí ayer. El resto de elementos catastróficos y dramáticos no tengo ni idea de dónde han salido. 

Es el día de mi boda. Me voy a casar con Álvaro, el compañero de curro del que hablé antes. Guapo, no muy alto, encantador. Lo conocí hace como un año aunque lleva aquí tanto como yo. Nos habremos visto ¿tres veces?, ¿cuatro? Sin embargo, desde hace una temporadita, nos cruzamos casi todos los días en el camino de ida o en el de regreso y siempre, siempre, en el mismo punto de encuentro. Un poco raro todo. Hasta me da vergüenza. En la distancia, sin palabras, las miradas son las dueñas absolutas y han establecido un juego que me pone nerviosa.