viernes, 27 de marzo de 2015

Inicios

Llevo en este trabajo siete años, seis meses y veintiséis días. Recuerdo mi primer día como si fuera ayer. Casi en completa soledad. Mi jefa no pudo dedicarme más de cinco minutos para explicarme el funcionamiento de la empresa, ni siquiera qué tenía que hacer o por dónde empezar. En realidad ese día fue una señal bastante fiable de lo que me esperaba aquí: soledad, soledad y soledad. Aunque gracias a eso también gané mucha independencia y autonomía, lo que me ayudó a ser resolutiva y a tener que moverme para salvarme el culo.

Al principio fue duro. En mi trabajo anterior estaba en una sala enorme, sin división de ningún tipo, llena de periodistas comentando continuamente las noticias, preparando sus piezas para el informativo del mediodía, televisiones funcionando siempre. Movimiento continuo y paredes de cristal con chorros y chorros de luz entrando por todas partes. Acostumbrarme al zulo me llevó muchos meses. Creo que tardé unos dos años en adaptarme y no deprimirme en invierno.

viernes, 6 de marzo de 2015

Diario de un "Ascenso" (5): empiezan los cambios

Jueves 5 de marzo de 2014

9:20h

Abro el correo y veo un email de la Rotten.

De: Ascensión
Enviado el: miércoles, 04 de marzo de 2015 20:21
Para: Dorotea; Sandra
Asunto: Mañana empiezo otro trabajo

Hola guapas, no he querido molestar más estos últimos días porque bastante lata he dado ya.
Quiero daros las gracias por escucharme y por ser mis amigas.
De todas formas he de ir a llevar justificantes y os iré a visitar.
Estoy limpiando para llevar todo limpito al otro sitio.
Un beso muy fuerte.

jueves, 5 de marzo de 2015

Fingir en el tren da morbo

¿Estáis seguros de que esta gente está haciendo algo de verdad en sus móviles o solo fingen?

Últimamente en el tren he visto un comportamiento un tanto peculiar, al menos a mí me lo parece. Empezó el día que el pedorro tamaño Obélix me comprimió como un acordeón. Este Obélix, además de tener un tamaño descomunal, ocupaba más sitio porque no se quitó el abrigo e iba con los brazos casi en jarras toqueteando su móvil. En un principio pensé que iría jugando, pero mi lado cotilla pudo con mi lado educado y racional y eché una miradita a su pantalla. Estaba buscando en su lista de contactos de Whatsapp. Subía y bajaba por la lista sin sentido, de pronto le dio un golpe de dedo y subió velozmente. Entró en una conversación antigua, no sé si leyó algo, salió al momento. De nuevo se puso a mover la lista.

Ese fue su entretenimiento durante el viaje. Me llamó tanto la atención que incluso se lo comenté a Circe. Ella tiene un punto de mala leche. No creía que fuera a causa del aburrimiento sino que el pobre estaba más solo que la una, “normal, con ese olor”, y tan solo quería mostrar a los demás que no, o quizás simplemente mostrárselo a sí mismo. No le hice mucho caso, al fin y al cabo, la única que lo miraba de reojo era yo y veía perfectamente la jugada.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Diario de un "Ascenso" (4): a punto de tocar fondo

Lunes 23 de febrero de 2015

12:30h

Llega la Rotten. La oigo venir, no me da tiempo a huir, ya está en el pasillo. Me fastidia porque me vaya o me quede interrumpe lo que estaba haciendo, ella que tanto se queja de los que la interrumpen.

Hoy viene con novedades, tenemos para rato. Le han ofrecido sitios para cambiarse, ninguno le gusta, claro. Estoy cansada de oír siempre lo mismo. Historias con la aspiradora, huevos y larvas bajo la moqueta, bichos y huevos en las medias, bichos y huevos que caen en la ducha, bichos y huevos en las mantas. Está francamente mal, lo de la ducha me ha superado.

Sandra, Ana y yo escuchamos en silencio. Ya no le contestamos, ¿para qué? No entra en razón porque la razón la abandonó hace tiempo. Jura que nunca volverá a esa planta, ni para llevarle papeles al súper jefe. Tendrá que buscar otra secretaria. Necesita a alguien que esté en la misma planta que él para controlar quién llega y quién se va, si  está hablando por teléfono o le puede pasar la llamada. Si buscan una nueva secretaria para el súper, se quedaría colgando, sin jefe directo. Y, a no ser que la coloquen en una centralita, sin tareas específicas. Los cabos sueltos no son buenos ni en las historias, ni en las empresas. También perdería el estatus que le otorga ser la secretaria del súper jefe, no tendría ese “poder” ni nadie para protegerla. Lo bueno, para mí, sería que no dependería de ella y la vería menos. Todos queremos verla menos.  A algunas nos da la impresión de que su jefe y mi jefa quieren deshacerse de ella. El problema es que es muy conocida, nadie la aguanta y, desde el asunto de las pulgas, menos. No tienen donde meterla.

jueves, 12 de febrero de 2015

Verde esmeralda

Hace unos días estuve de cumpleaños. También Sandra. Cumplimos el mismo día. El lunes siguiente pasó nuestra jefa por el zulo y tras las preguntas de rigor me preguntó con un tonillo malicioso qué tal el fin de semana. Se miraron entre ellas y mi jefa soltó su envidioso: “Está soltera, seguro que estuvo de celebración todo el fin de semana”. Como la conozco y vi que el tono de su piel se estaba volviendo verdoso, pensé que lo ideal sería que quedara verde esmeralda y solté un tranquilo: “Por supuesto… Bueno, ayer estuve de descanso”. Juerguista, pero responsable para venir en condiciones al trabajo. Diana: el verde brillante ya estaba ahí.

Quería escribir esto con cierta ironía, reírme de la situación y sobre todo, reírme de ellas. No podía. Me toca las narices desde hace demasiado tiempo. Es cierto que una persona soltera tiene una libertad de movimientos que no tiene una persona con pareja, tenga hijos o no. Lo que me cabrea es que dan por hecho que por ser soltera, sin hijos y libre como un pájaro, no tengo responsabilidades.

miércoles, 28 de enero de 2015

Metáforas que piden un psiquiatra a gritos

Creo que no he hablado más de la Rotten y sus pulgas desde que publiqué la entrada en la que disecciono la historia y sus contradicciones. He tenido motivos para volver, pero no he querido hacerlo por salud mental. Me he estado alejando de ese tema y en este caso escribir me producía más daño que beneficio. Hoy, retomo la historia porque soy más fuerte que hace dos meses y medio y porque el tema no va a ser mi locura sino la de otra. Es triste ver el deterioro de una persona, aunque no te caiga bien, aunque desees tenerla lejos. Eso es lo que está pasando con Ascensión. Se está desmoronando y no quiere hacerlo sola. Cuando digo sola no es que quiera que alguien le coja la mano para ayudarla a superarlo, sino que en su caída, nos va a llevar por delante a los demás.

En mis conclusiones en Malas pulgas, apunto que no me extrañaría que fuera su mente la que provocara muchos de los síntomas. El último día antes de las vacaciones de Navidad pasó algo que me hizo pensar que a esta mujer se le ha ido la cabeza realmente y que necesita ayuda de verdad. No ayuda como la que le da su médico loco diciéndole que se eche una pipeta de perro (que igual funciona, no lo sé) sino ayuda psiquiátrica, profesional y en condiciones. Llegó a la oficina y, al acercarse a su silla, vio un montón de pulgas en el asiento. Intentó espantarlas, pero no pudo. Aun así, se sentó. Poco a poco las pulgas fueron subiendo por su cuerpo, metiéndose por debajo de la ropa y recorriéndole la piel. Empezó a rascarse y se hizo más daño que por las (inexistentes) mordeduras. Para mí era toda una metáfora del deseo que siente porque alguien la toque, le recorra el cuerpo con las manos, con la boca, que le transmita electricidad y calor. Su manera de tocarse como para enseñarnos el recorrido de los bichitos era sugerente, erótica. Lo pienso y me da repelús. Es una imagen que quiero borrar de mi mente.

miércoles, 21 de enero de 2015

Diario de Jekyll (1): All I want is you

Martes 20 de enero de 2015

8:24h

Hoy es el cumpleaños de una de mis mejores amigas del colegio. La chica guapa, la que les gustó a todos los chicos de clase en algún momento u otro hasta que se dieron cuenta de que no tenían posibilidades con ella y se buscaron a otras cuando tuvimos edad. A pesar de llevárselos a todos de calle, sé que a un par de ellos les gustaba yo. Uno hablaba tanto de mí en casa que su madre se dio cuenta, se lo contó a la mía y la mía a mí. Teníamos unos cinco años. Nunca me dijo nada ni yo a él. Otro era mi mejor amigo. Se declaró de sopetón. Un jarro de agua helada en una tarde (fresca, la verdad) de finales de junio. En ese momento creí que no es posible la amistad entre hombres y mujeres. Tenía once. Al tercero lo pillé. Estábamos en séptimo de EGB y con trece años empiezas a cazar miradas. Una pista por aquí, una señal por allá. Tampoco me gustaba. Los tres me caían genial, eran monos pero a mí me gustaba otro, tanto, que no me acuerdo quién era.

Han pasado muchos años y los recuerdos se agolpan solo por recordar el cumpleaños de una niña que fue muy importante en mi infancia, pero con la que no tengo contacto. Y no me habría acordado de ella si no hubiera puesto la fecha de hoy para hablar de otras cosas, historias que pasan en el presente, pero que en el fondo no están tan alejadas de aquellas miradas furtivas de un adolescente. Las emociones no cambian, cuando alguien te gusta se siente el mismo cosquilleo tengas la edad que tengas y se utilizan las mismas artimañas.

viernes, 9 de enero de 2015

Miedo

Tengo miedo. Tanto, que esta mañana justo antes de que el tren entrara en Atocha e hiciera su parada habitual, se me encogió el estómago y empezó a revolverse dentro de mí intentando salir. Ayer en el camino de regreso, tenía unas ganas de llorar terribles. No lo hice por vergüenza. Otros reían a carcajadas. Quizás sólo necesitaba a alguien con el que compartir angustias y crear un poco de humor negro.

Tengo tanto miedo que me niego a escribir más sobre la causa. De hecho, tenía casi terminado el post de hoy, compartiendo mis temores, mis sentimientos, como en el post que escribí hace ya casi un año sobre el aniversario del 11M. Escribiéndolo me he desahogado, pero no voy a publicarlo. Probablemente esta tarde, al entrar en la estación, se me ponga de nuevo un nudo en la garganta. Quizás la sensación dure en los próximos días, pero me niego a vivir siempre así. En el post que escribió Babilonia sobre sus propósitos de año nuevo, comenté que no iba a hacer lista de propósitos. Ahora debo cambiar de opinión. Mi propósito será ser valiente y vivir sin miedo, dentro de mis posibilidades, claro está, porque hay cosas que acojonan por mucho que una se lo proponga (y perdón por el taco).

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Amigos, compañeros o nada

Hace una semana terminé uno de los proyectos que tenía abiertos. Estoy segura de que el resultado será positivo, tanto mi compañera como yo trabajamos muchísimo durante seis meses para sacarlo adelante y estamos muy contentas con el resultado. Por ello, para celebrarlo, porque nos lo merecíamos, nos fuimos a comer.

Desde el principio conectamos muy bien. Paula es muy extrovertida, simpática, trata con mucho cariño a todos los que tiene alrededor. En nuestras reuniones hablamos de otras cosas además de trabajo y descubrimos que tenemos muchas cosas en común. Ahora que terminamos es probable que no nos veamos mucho. En los próximos meses todavía tendremos contacto porque le debo unos papeles, luego vendrá la carta de aprobación y ella me enviará una copia para nuestros archivos. Trabajamos en edificios diferentes, tenemos actividades diferentes e, igual que no veo a David, tampoco la veré a ella. ¡Y David trabaja más cerca! Probablemente en otras circunstancias, llegaríamos a ser amigas aun siendo compañeras de trabajo. Si el proyecto hubiera sido más largo, podría haber surgido una amistad, una de esas en las que cuando dejas de verte en el trabajo, sigues en contacto con la persona. Algunas relaciones amorosas no llegan a empezar, algunas de amistad tampoco.

martes, 9 de diciembre de 2014

Que me toque, que me toque (La lotería)

Hoy fui a recoger la lotería de Navidad del curro. Es todo un proceso. La solicitamos a través de una página de la intranet, la compran en una de las pocas capitales de provincia en que no ha tocado nunca el gordo y la traen hasta Madrid. Me dijeron que se compraba en el pueblo del dueño de la empresa. Mentira, está comprada en un centro comercial de la city. Igual la administración es de su hermana. El caso es que hace unos años cayó el gordo en una administración de Chamberí, a un paso de aquí, y nosotros con nuestro décimo muerto del asco. Llevo aquí siete años, pero ni a los que llevan veinte les he oído contar que haya tocado ni un reintegro. Lo compro por la excusa que ponemos muchos trabajadores, no solo de mi empresa, para comprar la lotería del curro. Si toca, porque a alguien le toca, no voy a estar comiéndome los mocos mientras todos brindan con champán. Así que allá fui a la librería corporativa, esperé la cola media hora porque estaban organizados como el culo, aguanté sudor a sobaco yyyyy… me encontré a Ascensión.

No suelo jugar. A veces me encuentro con ánimo y compro algún décimo o algún cupón de la ONCE, pero siempre espero a tener una sensación positiva, una ilusión que me hace creer de verdad que me va a tocar. Esa ilusión no me acompaña desde hace semanas a causa del estrés y si hoy llevaba un poquito de ese polvo de hadas mágico, se lo llevó el aire acondicionado en cuanto Ascensión me echó el ojo y dejó su puesto en la cola para venir a mi lado. Raca que raca, raca que raca otra vez con la historia de la pulga. ¿Cómo me va a tocar si cogí el décimo con tal mala leche que era casi requesón?

Me temo que este año voy a terminar el año igual que terminé el 2013: pobre y sin amores. Bueno, tengo que rectificar. El año pasado tenía el corazón roto, este año ya sólo tengo la cicatriz.