¿Estáis seguros de que esta gente está haciendo algo de verdad en sus móviles o solo fingen?
Últimamente en el tren he visto un comportamiento un tanto
peculiar, al menos a mí me lo parece. Empezó el día que el pedorro tamaño Obélix me comprimió como un acordeón. Este Obélix, además de
tener un tamaño descomunal, ocupaba más sitio porque no se quitó el abrigo e
iba con los brazos casi en jarras toqueteando su móvil. En un principio pensé
que iría jugando, pero mi lado cotilla pudo con mi lado educado y racional y
eché una miradita a su pantalla. Estaba buscando en su lista de contactos de
Whatsapp. Subía y bajaba por la lista sin sentido, de pronto le dio un golpe de
dedo y subió velozmente. Entró en una conversación antigua, no sé si leyó algo,
salió al momento. De nuevo se puso a mover la lista.
Ese fue su entretenimiento durante el viaje. Me llamó tanto
la atención que incluso se lo comenté a Circe. Ella tiene un punto de
mala leche. No creía que fuera a causa del aburrimiento sino que el pobre
estaba más solo que la una, “normal, con ese olor”, y tan solo quería mostrar a
los demás que no, o quizás simplemente mostrárselo a sí mismo. No le hice mucho
caso, al fin y al cabo, la única que lo miraba de reojo era yo y veía
perfectamente la jugada.