Mostrando entradas con la etiqueta Superación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Superación. Mostrar todas las entradas

miércoles, 4 de marzo de 2020

Diario de Jekyll (5): Seguir adelante


Miércoles 4 de marzo de 2020

9:30h

Tengo el ordenador encendido, el cuaderno de trabajo sobre la mesa y una botella de agua fresca a mano. Estoy lista para empezar la jornada, pero antes tengo que confirmar el lugar del café.

9:40h

Confirmado. Ya no hay marcha atrás, pero no quiero ir. Tengo miedo a que salga bien [Qué cruz, QUÉ-CRUZ. ¿No puedes dejar los malditos autoboicots para otra ocasión?] y miedo a que no sea majo.

Luego tengo clase de inglés así que me he puesto ropa medio formal (no sé por qué siento que tengo que ponerme un poco más formal para las clases en la empresa), no demasiado , y de color rojo, mi favorito, aun así, me siento insegura.

miércoles, 26 de febrero de 2020

Diario de Jekyll (4): Al agua patos

Miércoles 19 de febrero de 2020

13:30h

Salgo apurada hacia clase de inglés. Me cruzo con una figura que me resulta vagamente familiar, pero estoy demasiado entretenida buscando un podcast corto para escuchar por el camino y tampoco quiero pensar que es él. [Ya, claro, por supuesto que no quieres] A veces creo verlo en cualquier parte y he aprendido a pasar de esos fantasmas. [Lo dudo, nena, lo dudo]

“Hola”.

Mierda, esa voz. Esta vez no es un fantasma. Sé que es él incluso antes de girarme y verlo sonriéndome. Me pregunta qué tal estoy e intercambiamos un par de preguntas. Pensé que lo había superado. Tuvimos contacto por email hace unos meses, cuando regresó, pero no lo había visto en persona, no había oído su voz. Ni siquiera es guapo, pero su voz… ¿Qué me pasa? Me derrito…

miércoles, 7 de mayo de 2014

Todo por no tener ordenador

Hoy hace una semana que me actualizaron el ordenador. Vinieron a recogerlo a las diez. El día se presentaba largo, así que decidí hacer pequeñas tareas pendientes, como ir a buscar el certificado de retenciones, o acercarme a correos. Además metí un montón de cosas para ir a la biblioteca: un libro, el guion de Cadena perpetua, mi cuaderno de notas, el primer esquema de lo que estoy empezando a escribir. Iba cargada como un borrico.

Los departamentos de administración y recursos humanos están en otro edificio, a unos cinco minutos de aquí. Ya estaba llegando cuando vi el autobús de donación de sangre justo en la puerta. En ese mismo momento decidí que después de recoger el certificado, me iría a donar. Tenía toda la mañana y aún me daría tiempo a ir a correos y a  visitar la biblioteca, aunque sólo escribiera un poco y dejara la lectura para otro momento.

Cuando me acercaba al autobús vi entrar a una compañera. No la conocía, pero llevaba la identificación. Como yo. Por un instante, en vez de darme confianza, me hizo dudar. Tengo pánico a las agujas, sólo con hablarme de ellas me entra una debilidad que me hace temblar las piernas, me mareo siempre que voy a hacer análisis, nunca voy sola, pero pensé en toda la gente que necesita de los demás y me acerqué a la cortina dispuesta a superarme a mí misma.