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miércoles, 20 de septiembre de 2023

Obsesión a la tinta

Malditos bolígrafos, de Dorotea Hyde
Creo que hasta ahora no he escrito sobre bolígrafos. Los he mencionado de pasada, pero nunca les había dedicado un texto. Y es que los bolis, aunque casi obligados en cualquier oficina, son un objeto un tanto anodino, no suelen llamar la atención y, al menos a mí, hace años que no se me descarga uno, al contrario, tienden a secarse. Pero cojo otro y andando. No es algo que me preocupe. En cambio a María… ay, María y sus pu**s bolígrafos.

Todo empezó hace dos meses, cuando los de mantenimiento aparecieron para desmantelar un par de despachos. Entraron sin decir nada, vaciaron armarios y cajones, dejaron su contenido de cualquier manera en una de las zonas comunes y se llevaron los muebles viejos. Antes de tirar nada, la señora de la limpieza preguntó si queríamos rescatar algo. El asunto es que ese día sólo yo estaba para rescatar. En la sala de control no hay demasiado espacio, así que cogí poco, casi todo tonterías, tanto de valor como de tamaño:

viernes, 12 de mayo de 2023

Covid-19, Diario de un encierro (25): La emergencia llega a su fin

Virus sarscov-2. Illustration
Autores: Alissa Eckert, MSMI; Dan Higgins, MAMS

El 30 de enero de 2020 la OMS declaró que la situación provocada por la covid-19 era una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII). Hace justo una semana, el 5 de mayo de 2023, la OMS declaró finalizada esa emergencia. Algo más de tres años después de que nuestras vidas se pusieran patas arriba, esto es poco más que un gesto simbólico pues la presencia del virus es mínima en todo el mundo, aunque todavía se considera pandemia.

Soy de ese grupo de personas a las que les han quedado secuelas tanto físicas como psicológicas, resultado de las restricciones. A veces no puedo evitar echar la vista atrás para ver lo que he cambiado y también lo que sigue igual, al tiempo no dejo de dar pasos adelante para superar mis problemas, en acercarme un poco más a la persona que era y que sé que no volveré a ser. Y eso que no he pasado la enfermedad.

viernes, 14 de octubre de 2016

La boda de Violeta

Foto antigua de boda
ca_20150210_008, de Costică Acsinte Archive
Violeta se ha casado. Estaba tan desesperada que se presentaba diciendo hola, soy Violeta y quiero casarme y tener hijos porque se me va a pasar el arroz, como si estuviera en una sesión de alcohólicos anónimos. Le da igual ser buena en algo, esa era su única meta en la vida. Cosas educacionales. Después de mucho insistirle a su novio, con el que está desde hace once años y convive desde hace unos cinco, el muchachín se arrodilló, sacó un anillo y, entre lágrimas (de ella), le pidió que fuera su esposa. El sábado pasado cumplió parte de su sueño. Celebraron la boda civil, únicamente “para la familia”, luego los invitaron a un banquete con tarta nupcial. Ella con vestido blanco, sencillo pero con cola. Será el verano que viene cuando celebren la boda religiosa en el país de Violeta y se ponga “vestido de princesa”, organice una boda de cuento de hadas con miles de flores y un fotógrafo de verdad.