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viernes, 22 de diciembre de 2023

Dorotea se vuelve sociable

Coffee break, de montillon.a

He contado más de una vez que los eventos sociales no son lo mío. Me abruman. Sin embargo, no sé qué pasa últimamente que no hago más que organizar reuniones entre los miembros del equipo (jefa no incluida, por si hace falta decirlo).

Si estoy en el edificio donde trabajo, les propongo cafés a mis compañeras cada pocos días. Si voy al nuevo edificio, siempre lío a los que trabajan allí para ir desayunar y/o comer juntos (sea fuera o con tupper). Y ya la última es que he organizado una comida de Navidad. ¡Yo organizando una comida de Navidad! Insólito. Me he convertido en otra persona sin darme cuenta.

viernes, 16 de noviembre de 2018

El desplante

Hace unas semanas Sandra empezó a darme la brasa como siempre. Tontería por aquí, tontería por allá, parecer muda y sorda habría sido lo mejor. Pero al final, una también necesita socializar y saltando de tema en tema acabamos hablando de Gorka.

Volcán en erupción
Hawaii-8742, de Milquetoast
Coincidimos con él algún tiempo. Trabajaba en el departamento de Tecnologías de la Información, un tío encantador, competente, siempre dispuesto a ayudar, algo tan escaso que todas recurríamos a él. Hace unos años se fue a vivir a Hawaii ya que su mujer era de allí y quería volver a casa. Un paraíso, una maravilla, le decíamos todas en la despedida. Una tierra alucinante incluso cuando los volcanes entran en erupción. A Sandra le hablé del Kilauea y de lo que me había acordado de Gorka en verano viendo las noticias de la erupción, porque no hace falta que una catástrofe te afecte directamente, basta con que conozcas a alguien que pueda estar en peligro para que la sientas más.

miércoles, 24 de enero de 2018

El café, ¿solo o con (malas) pulgas?

Diez mujeres de perfil sentadas en sillas
10 Chairs, de Bob May
Enero está siendo un mes estresante. No solo el peor enero desde hace siete años sino una de las peores épocas en cuanto a estrés, agobio y presión desde que estoy aquí. El curso no empezó muy bien en septiembre y he ido encadenando un marrón tras otro hasta ahora. La ansiedad y las ganas de comerme la casa me visitan cada noche, también las dificultades para dormir, el dolor muscular no se va, la cabeza…, ¿qué voy a decir de la cabeza? Nada que no sepan las personas que tienen el mismo problema. No me quiero hacer la víctima, solo contextualizar el momento. Miro al futuro, al día veintinueve de enero, y solo veo un túnel negro, ni una bombilla alumbrando el camino. En cambio, sé que hay obstáculos: una valla por cada día que falta y algún imprevisto en forma de agujero que surge cuando menos se lo espera, siempre receptivo para que caiga en sus redes y hacer que pierda el rumbo.