jueves, 9 de julio de 2015

Tensión por unas rosas


13000497-she's gone, por Theo Olfers
13000497-she's gone, por Theo Olfers 
Una cosa que me saca de quicio es el cotilleo. No voy a negar que cotillear de vez en cuando me gusta, pero cuando es natural, cuando lo haces porque ha surgido la noticia o la conversación. Como ejemplo, algo que me pasó el lunes. Fui a la oficina de envíos internos a enviar un par de cajas de documentos a Segovia y me encontré con una antigua compañera: Laura M. Era una de las grandes vagas de la empresa. Se sentaba en un banco en la puerta de su edificio a hablar por teléfono durante media hora, tan tranquila pitillo en mano, mientras los jefes pasaban por delante. O se iba a hacer la compra. Esto lo vi con mis propios ojos un par de veces. Iba precisamente al edificio donde trabajaba y me la encontré con varias bolsas en cada mano. Y no era su hora del café, esa era aparte. Se escondía en el cuarto de la fotocopiadora al otro lado del pasillo y dejaba la recepción abandonada, así que cuando ibas a esa oficina nunca había nadie para abrirte la puerta. Las malas lenguas dicen que se fue sin preaviso dejando a la empresa colgada. No lo creo. Esto funciona mal a veces, mejor dicho, no sé ni cómo salimos adelante, pero dudo que la hubieran contratado de nuevo en esa situación. Verla me sorprendió, de hecho en un principio no la reconocí. Y, por supuesto, cuando me di cuenta de quién era, se lo conté a mi amiga Esther y estuvimos despellejándola un poco, comentando precisamente sus pequeñas fechorías y que es increíble que haya vuelto a entrar.  

El cotilleo que me saca de quicio es ese en el que llamas a otra persona para poner verde a una tercera, como hizo la Rotten cuando me llamó para hablar mal de Violeta, intentando ponerme en su contra desde el primer día con historias que, si no son mentira, estarán como poco distorsionadas. Y también lo que pasó hoy, el querer saber antes que la protagonista de la historia.

 
Ramos de rosas rojas
Red roses, por HenningSch
Me llamó Mari Pili para preguntarme si estaba Sandra. Supongo que estaba de palique en el despacho vacío porque entre esta y Laura M. no hay mucha diferencia. A Mari Pili sólo le respondí que creía que estaba fuera. Noté la ansiedad a través del cable, sabía que quería decirme algo más. Como no se lanzó, cosa rara en ella, terminé la llamada. A los diez minutos apareció aquí. Cuando la vi asomando la cabeza ya sabía a lo que venía y me cabreó. Hace demasiado calor y no estoy tolerante. No me gustan los cotilleos y venía a sonsacar. Fotocopiar era la excusa para aparecer aquí y exprimirnos como frutas maduras. Para recibir primero hay que dar, así que soltó que a Sandra le habían mandado un ramo de flores impresionante.

¿Y? Me parece estupendo. Probablemente si su marido lo hiciera más a menudo, si tuviera más detalles con ella, si le prestara un poquitín de atención, no sería tan infeliz. Mari Pili es una persona tan estereotipada que supongo que no hace falta decir que a ella le sentó como un tiro. Además de cotilla es envidiosa e igual que yo me pongo colorada con el calor, ella fue cogiendo un tono verde horrible que combinada fatal con el vestido azul que llevaba. No se habla con Sandra, así que sus víctimas éramos Ana y yo, pero tiró demasiado del hilo y me cabreó aún más:

Mari Pili: ¿Es su cumpleaños?
Ana: No…
Mari Pili: ¿Está de aniversario o…?
Yo: Me da absolutamente igual.
Mari Pili: Uy, uy, como está la cosa.
Yo: La cosa no está de ninguna manera. Sólo me da igual.

Y se largó repitiendo una y otra vez que la cosa estaba muy mal. Sé que le di un tema de cotilleo nuevo, me consuelo pensando que la he engañado. Estas dos son de lo mejor que ha pasado por aquí en años, imaginad cómo eran los anteriores. Al menos se puede ir a tomar un café con ellas cuando estamos de cumpleaños. La próxima vez que nos vea salir juntas, Mari Pili no entenderá nada y eso me encanta. En cualquier caso, es por toda esta mierda porque lo normalmente prefiero estar sola.

Ramo de rosas rojas en un cubo de basura
Party's over, por Tiberiu Ana
PD Día siguiente. Le pregunté cómo había ido su celebración y su respuesta literal fue: “Bien… bueno, ¡puf!”. Para ella todo es super happy flower power, si responde puf, a saber cómo habrá sido. Con demasiada frecuencia un ramo de flores es un intento infructuoso de solucionar problemas que necesitan otro tipo de acciones. 

2 comentarios:

  1. Desde luego el cotilleo tiene su función biológica, está para no dejar pasar posibles peligros que procedan de los nuevos acontecimientos o individuos que llegan a una comunidad. El cotilleo desatado suele ser una deformación de la función biológica, como siempre. Suele practicarlo gente menor con problemas de inferioridad. Implica destruir a todo lo que se mueva para ya que no podemos ser grandes, hagamos pequeños a los demás. Normalmente la gente cotilla en exceso nos cae mal porque intuímos sus desequilibrios. Y porque sabes que cuando despellejan a alguien delante tuyo y no te despellejan a tí es porque están esperando a que te vayas para seguir contigo.

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  2. Creo que lo primero que se me viene a la cabeza es que en cuanto se den la vuelta, harán lo mismo conmigo. Y eso se siente como peligro. Lo de los desequilibrios no lo había pensado, pero tiene lógica.

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