martes, 14 de octubre de 2014

Adiós, Mr Lolas

Una silla vacía. Hoja en el suelo
Alex Torres: la silla vacía
Mister Lolas nos ha dejado. Aunque quizás debería empezar diciendo que ya no es Mister Lolas, así que voy a llamarle por su nombre, que se lo merece. Óscar. Me da pena. Primero porque me caía bien, aunque apenas hablaba con él. Segundo porque con todo lo que sé de y por su mujer, me daba un poco de lástima, la lástima me llevaba a la compasión y la compasión a la empatía. Tercero, por egoísmo, porque sin él, ¿a quién se va a agarrar Sandra? Pues a mí. Tendré que empezar a traer tacones de nuevo para pisotearle de vez en cuando los dedos gordos de los pies.

Ayer, antes de quitarse el abrigo, ya me atacó con la noticia que ella conocía desde hacía días. Desde el momento en que lo supo, no paró de insistirle al pobre chaval para que me lo dijera y así poder cotillear conmigo. Y él nada. Según lo que me dijo, la pone enferma, no lo soporta, odia tener que arrancarle las palabras. Todas sabemos que es mentira, pero si ella se lo cree, adelante, cada uno busca su propia felicidad como puede.
El secreto la estaba consumiendo y cuando las primeras palabras comenzaron a salir, pensé que se me venía encima una tromba. Y primera lección. No contarle nunca algo que no quiera que se sepa. Hace mucho tiempo que no confío en ella, pero que viniera con el chisme, me lo confirmó. No fue capaz de respetar su decisión de contármelo en persona, aunque fuera el último día. Al fin y al cabo no tenía que darme explicaciones, solo ser educado y despedirse… como hizo.

Óscar regresa a su país, Venezuela. Nunca se encontró cómodo aquí. Sin nacionalidad, sin saber inglés, negro y con una crisis en España de tres pares de narices, encontrar un trabajo es una aventura y supongo que las aventuras cansan. Y si no tienes pasta para sufragarlas, más. Solo, sin encontrar su sitio, con un nivel de vida inferior al que llevaba allí, si tuviera una buena relación de pareja sería más fácil. El amor es un gran bálsamo, te inyecta optimismo para sobrellevar las dificultades. Pero su matrimonio estaba roto prácticamente desde que conocí a su mujer va a hacer cuatro años. Supongo que este tiempo ha sido una mierda para él, aunque vaya al supermercado y encuentre todo lo que necesita.

Al fin se han divorciado. Me alegro. Era una relación que los hacía infelices a los dos. No sé si fue el empujoncito que necesitaba para marcharse o viceversa. Cuando la Lolas estaba aquí me decía que ella no volvía ni loca a Venezuela y eso abría uno de los abismos que los separaban. Pero para ella es un poco más fácil, tiene la nacionalidad española, encontró un curro después de la beca aquí y tenía a su amorcito de polvos que la hacía ver el mundo de color rosa. No sé cómo le irá ahora que el superamante ha tenido un bebé con su mujer, quizás ya hay otra persona en su vida. Espero que sí. Me causaba muchísima tristeza escucharla hablar de su infelicidad, de que ya no soportaba dormir con su marido, de que lo único que deseaba era encontrar un hombre al que quisiera y deseara, con el que “tirar”* recién despertada, irse feliz a trabajar pero con ganas de volver a casa para encontrarse de nuevo con él.

Grafity: monigote tira corazón a la papelera
Nono Fotos: Grafity, adiós al corazón

Esta pareja me ha recordado una vez más lo solos que estamos, aun teniendo a alguien a nuestro lado. Espero que les vaya bien. Ella casi me lleva a la locura, por eso abrí mi cuenta de twitter y este blog. Ahora no sé si tienen sentido. No digo que vaya a haber tranquilidad, aquí siempre pasa alguna cosa, pero sí que es un momento de esos en los que te planteas dejarlo (al menos temporalmente) o continuar.

Supongo que pronto entrará alguien nuevo. Ojalá sea alguien normal… o no.



* Lo pongo entre comillas porque es la expresión literal que ella utilizaba.

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