miércoles, 17 de diciembre de 2014

Amigos, compañeros o nada

Hace una semana terminé uno de los proyectos que tenía abiertos. Estoy segura de que el resultado será positivo, tanto mi compañera como yo trabajamos muchísimo durante seis meses para sacarlo adelante y estamos muy contentas con el resultado. Por ello, para celebrarlo, porque nos lo merecíamos, nos fuimos a comer.

Desde el principio conectamos muy bien. Paula es muy extrovertida, simpática, trata con mucho cariño a todos los que tiene alrededor. En nuestras reuniones hablamos de otras cosas además de trabajo y descubrimos que tenemos muchas cosas en común. Ahora que terminamos es probable que no nos veamos mucho. En los próximos meses todavía tendremos contacto porque le debo unos papeles, luego vendrá la carta de aprobación y ella me enviará una copia para nuestros archivos. Trabajamos en edificios diferentes, tenemos actividades diferentes e, igual que no veo a David, tampoco la veré a ella. ¡Y David trabaja más cerca! Probablemente en otras circunstancias, llegaríamos a ser amigas aun siendo compañeras de trabajo. Si el proyecto hubiera sido más largo, podría haber surgido una amistad, una de esas en las que cuando dejas de verte en el trabajo, sigues en contacto con la persona. Algunas relaciones amorosas no llegan a empezar, algunas de amistad tampoco.

martes, 9 de diciembre de 2014

Que me toque, que me toque (La lotería)

Hoy fui a recoger la lotería de Navidad del curro. Es todo un proceso. La solicitamos a través de una página de la intranet, la compran en una de las pocas capitales de provincia en que no ha tocado nunca el gordo y la traen hasta Madrid. Me dijeron que se compraba en el pueblo del dueño de la empresa. Mentira, está comprada en un centro comercial de la city. Igual la administración es de su hermana. El caso es que hace unos años cayó el gordo en una administración de Chamberí, a un paso de aquí, y nosotros con nuestro décimo muerto del asco. Llevo aquí siete años, pero ni a los que llevan veinte les he oído contar que haya tocado ni un reintegro. Lo compro por la excusa que ponemos muchos trabajadores, no solo de mi empresa, para comprar la lotería del curro. Si toca, porque a alguien le toca, no voy a estar comiéndome los mocos mientras todos brindan con champán. Así que allá fui a la librería corporativa, esperé la cola media hora porque estaban organizados como el culo, aguanté sudor a sobaco yyyyy… me encontré a Ascensión.

No suelo jugar. A veces me encuentro con ánimo y compro algún décimo o algún cupón de la ONCE, pero siempre espero a tener una sensación positiva, una ilusión que me hace creer de verdad que me va a tocar. Esa ilusión no me acompaña desde hace semanas a causa del estrés y si hoy llevaba un poquito de ese polvo de hadas mágico, se lo llevó el aire acondicionado en cuanto Ascensión me echó el ojo y dejó su puesto en la cola para venir a mi lado. Raca que raca, raca que raca otra vez con la historia de la pulga. ¿Cómo me va a tocar si cogí el décimo con tal mala leche que era casi requesón?

Me temo que este año voy a terminar el año igual que terminé el 2013: pobre y sin amores. Bueno, tengo que rectificar. El año pasado tenía el corazón roto, este año ya sólo tengo la cicatriz.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Un día (a)típico en el tren

He dedicado más de un post a mis aventuras y desventuras en el tren. La primera vez que pisé la estación de Atocha me sorprendió ver tanta gente moviéndose como hormigas. Era finales de julio, no podía ni imaginar cómo sería aquello cualquier otro mes, sin gente de vacaciones y mucho menos que algún día formaría parte de esa marabunta. Pero incluso inmersa en esa masa, caminando con el piloto automático activado viendo figuras sin cara, encuentro todos los días gente conocida. Ya he hablado de Diego (él es mi habitual estrella ahora mismo), pero también están el padre moderno que viaja con su niño de cuatro años, los dos grupos de marujas que cuando se enzarzan en una discusión se las oye al final del vagón (menos mal que no coinciden en el mismo tren)… Personas a las que veo con mucha frecuencia, imagino a dónde irán a trabajar, qué historia habrá detrás de cada una, personas a las que echo en falta cuando de repente dejo de verlas sin haber cambiado mis hábitos.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Treinta entradas y una vela

Bengala en la oscuridad
theilr: burn baby burn
Hoy es el primer cumpleaños de mi blog. Sé que suena a tópico, pero cuando empecé no pensé durar tanto por aquí. Ni siquiera pensé que alguien lo leyera, como he contado más de una vez, este sitio es mi terapia, con eso me basta. Sin embargo, algunos os pasáis, comentáis y eso se agradece, se ven otros puntos de vista y es divertido (¡Gracias!). Así que después de superar una crisis, la barrera de los tres meses con un hecho estremecedor, los seis meses mencionados en el primer enlace y mantener con vigencia la cita de Claudia Piñeiro-Nurit Iscar del tercer enlace, estoy dispuesta a estar por aquí otros doce meses más.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Malas pulgas

Carteles de Alberti Flea Circus (circo de pulgas)
Brian Leon: The flea circus

Ascensión, la secretaria del súper jefe, más conocida como la Rotten, fue atacada por una pulga. Lleva cuatro semanas luchando contra ella, pero las piezas no terminan de encajar. Voy a diseccionar su historia imitando a Henry Fonda en Doce hombres sin piedad porque hoy ha cambiado su versión, me tiene harta (menuda novedad) con su prepotencia y su “yo sé más que tú” y necesito hacer terapia.

lunes, 27 de octubre de 2014

Money money

Grafiti: corazon rojo, símbolo de dolar negro en una pared blanca
Neo Wang: loves > money
Por una vez, y sin sentar precedente, voy a meter un poco de política en mi blog. Detesto la política, al menos la que se hace ahora mismo en España, pero hoy ha pasado algo que me ha afectado más que normalmente porque conozco a uno de los detenidos. Mientras escribo, unas horas después de conocer la noticia, todavía tengo cierto revoltijo en el estómago y no son mariposas del amor.

Esta mañana fueron arrestadas cincuenta y una personas dentro de la operación Púnica, por estar implicadas, presuntamente, en el cobro de comisiones. Una de esas personas, en el pasado, formó parte de mi vida cotidiana. Fue alguien especial, le gustaba, pero aquella época fue muy difícil para mí y no pude corresponderle. Nunca me lo dijo abiertamente y es algo que le agradezco porque así no me vi en la situación de decir que no. Sí, lo sé, soy una cobarde, pero rechazar a alguien no es agradable. Cuando lo conocí ya estaba metido en política. Además de todos mis problemas particulares, ese fue un punto más a tener en cuenta.  Aunque él me caía muy bien, me producía un verdadero rechazo su condición de político. A algunas personas ese poder les atrae, a mí me alejó más.

martes, 21 de octubre de 2014

Tengo ganas de dar un pellizco

Mi lado Jekyll es un desastre amoroso. Va por la vida a su bola, con las antenas plegadas, o se las deja en casa. A no ser que las señales que le lancen sean como una sirena de bomberos, no se entera de nada. Y cuando por fin se da por aludida en vez de oír el estruendo, ella oye el sonido tan bajito, tan bajito que se pregunta: ¿eso va por mí? Sí, nena, a ver si te enteras de una maldita vez. No consigo que cambie.

Un poco antes de las vacaciones de verano íbamos en el tren camino del trabajo. Como siempre vamos más o menos a la misma hora, tenemos muchos habituales. Uno de ellos, Diego, se sube dos paradas después que nosotras. No sé cuánto tiempo hace que coincidimos con él. Miss Jekyll se fijó en que tiene un e-reader igualito al suyo hace unos dos años y lo fichó. Después se fijó en que el tío está bastante potente (muy, muy potente), que lleva la comida al curro, que sus camisas siempre van planchadas como recién compradas y que a veces lo acompaña una bolsa de deporte (por eso está tan cachas). Ese día de julio le ayudé a desplegar las antenas. Al bajar en Nuevos Ministerios nos pusimos detrás de Diego. Yo lo rocé ligeramente, él se puso de perfil para echarle una miradita a mi amiga, que se dio cuenta pero no quiso reconocerlo, y lo miró así como quien no quiere la cosa.

martes, 14 de octubre de 2014

Adiós, Mr Lolas

Una silla vacía. Hoja en el suelo
Alex Torres: la silla vacía
Mister Lolas nos ha dejado. Aunque quizás debería empezar diciendo que ya no es Mister Lolas, así que voy a llamarle por su nombre, que se lo merece. Óscar. Me da pena. Primero porque me caía bien, aunque apenas hablaba con él. Segundo porque con todo lo que sé de y por su mujer, me daba un poco de lástima, la lástima me llevaba a la compasión y la compasión a la empatía. Tercero, por egoísmo, porque sin él, ¿a quién se va a agarrar Sandra? Pues a mí. Tendré que empezar a traer tacones de nuevo para pisotearle de vez en cuando los dedos gordos de los pies.

Ayer, antes de quitarse el abrigo, ya me atacó con la noticia que ella conocía desde hacía días. Desde el momento en que lo supo, no paró de insistirle al pobre chaval para que me lo dijera y así poder cotillear conmigo. Y él nada. Según lo que me dijo, la pone enferma, no lo soporta, odia tener que arrancarle las palabras. Todas sabemos que es mentira, pero si ella se lo cree, adelante, cada uno busca su propia felicidad como puede.

viernes, 10 de octubre de 2014

El juego de la pelota

Hoy mi tren ha llegado casi quince minutos tarde. Al llegar al trabajo revisé las cuentas de twitter de Renfe y Adif y no había noticias. Escribí mi tuit al aire, un poco cabreada y por una vez los de Adif contestaron pidiéndome más información sobre el tren, cosa que les agradezco. Normalmente tratan el tema de los retrasos pasándoles la pelota a los de Renfe y los de Renfe a Adif. 


martes, 30 de septiembre de 2014

Diario de un "Ascenso" (3): la mujer que les susurra a los perros

Lunes 29 de septiembre de 2014

11.45h:

Termino de comer un poco de fruta y voy al baño a lavarme las manos. Mientras me las seco oigo una voz chillona demasiado conocida. Al abrir la puerta se confirman mis sospechas: la Rotten está en el despacho de mi jefa. Bajo corriendo, cojo el móvil, las gafas de sol y salgo a toda prisa y sin despedirme de Mr. Lolas. En la calle doblo la esquina. Hace un poquito de curva. Avanzo para ponerme en un sitio desde el que la veré atravesar hacia su edificio pero es muy difícil que ella me vea. Puede mirar, pero haré como que hablo por teléfono. Espero.

Aparece de pronto. Cruza la primera calle, en el segundo semáforo se encuentra a una señora paseando a dos perros y no puede evitar atacarles a los tres. Sin más ni más se agacha a acariciar a los perros, ¿por qué no le muerden? A ver si alguna vez se encuentra a unos de esos con mala leche y le lanzan un bocado. Está ansiosa por hablar. Sandra estaba con mi jefa cuando ella estuvo allí, pero no se puede explayar, está lo justo para resolver los trámites. Luego no me encontró aquí. Necesita hablar como el agua. No, prefiere pasar sed pero no se puede callar.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Vencida

No me apetece escribir. Podría encontrar algún tema, pero no tengo ganas. Lo que conté en mi última entrada sobre la Rotten me hundió. Martes nueve y miércoles diez. Para olvidar. El fin de semana me fui de viaje y no logré desconectar. Me pasé los dos días llorando. Sé que debería plantarle cara, pero ahora mismo estoy aterrorizada y no sé cómo salir de ese hoyo.

Hace un rato que estuvo aquí. Dos veces. Llegué a las cuatro menos cinco y estuve un rato con mi amiga Esther. Le conté que había venido por la mañana y que había pasado de ella. No la podemos criticar porque, en cuanto la mencionamos, aparece. Quiero dominar ese poder que tenemos a ver si también puedo utilizarlo para invocar tíos buenos. Simplemente susurraré “Dani” y aparecerá en el mismo tren que yo, me mirará por encima de su libro con su cara seria de siempre, esta vez un segundo más que normalmente y al bajarnos me dirá: Te acompaño. ¡No, joder! (perdón por el taco). Esos son sueños y últimamente lo único que tengo son pesadillas. Y hoy van tres. En la tercera acabó contándome batallitas del niño de mi jefa, orgullosa como si fuera su nieto: “ya cuando era bien chiquitín yo vi que era muy espabilado”.

Estoy pensando en buscar ayuda. Me ha vencido igual que ha tumbado a otros más fuertes que yo. 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Diario de un "Ascenso" (2): el corte de digestión


Martes 9 de septiembre de 2014

14.45h:

Estoy en la mitad del capítulo diez de Mad Men (primera temporada). Sufro con cada capítulo de esta serie por la situación de las mujeres. Hoy no es una excepción. En mi estado de concentración me pilla por sorpresa que la cabezota de Ascensión asome por la puerta, como jugando al escondite. Tiene sesenta y parece que tiene seis. Y además olvida que la que aparenta cuatro en este despacho es Sandra y hoy no está. En esos momentos de infantilismo parece más Heidi que la señorita Rottenmeier. Ojo con eso que engaña a cualquiera.

Si normalmente me fastidia que se pase por aquí, que venga en mi tiempo libre me fastidia aún más. Este capítulo no es el mejor capítulo de los que llevo vistos (la cosa cambiará cuando pueda terminarlo). Me incomoda un poco ese rollo de Don y Roger con las gemelas, pero quiero saber si al final resulta que tienen dieciséis y los denuncian a los dos. El caso es que queda en suspenso porque la Rotten empieza a contarme sus problemas. Esta vez son las guardias.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Doce euros al mes

Parecía que la vuelta después de las vacaciones era tranquila, hasta aburrida. Normalmente me muero de aburrimiento, las mismas tareas día tras día, como Charlot en Tiempos modernos donde se vuelve majara en la cadena de montaje. No me cuesta imaginarme bailando con la aceitera. Pero lo de los últimos días era diferente, todo estaba en silencio, parecía que el edificio estaba vacío, Sandra y Mr. Lolas no montaron ningún numerito, no se me ocurría nada sobre lo que escribir. Hasta que llegó el martes y se desencadenó la tormenta.

Por la tarde, a última hora, cuando la empresa estaba medio vacía, llegó un email de la directora del departamento de Sistemas. Al parecer, en el último año, hemos hecho millones de copias e impresiones y hemos gastado toneladas de papel y para evitar el derroche nos dan un presupuesto de doce euros al mes por empleado. Seiscientas (600) copias en blanco y negro u ochenta (80) en color. Extraordinariamente se puede pedir un aumento cuando la cuenta llegue a cero. Extraordinariamente. Ya estaba el lío armado.

miércoles, 16 de julio de 2014

Diario de un "Ascenso": el día a día con Fräulein Rottenmeier

Martes 15 de julio de 2014

18:35h

Mi amiga Esther y yo estamos en la cocina tomando algo. Quiero salir cinco minutos antes para ir al médico. Esther me dice que mi jefa ya se fue, así que decido adelantar la salida diez minutos para no tener que correr y llegar sudando. De pronto, escuchamos a alguien que saluda. Nos miramos. Esther no ha podido ver quién entraba. ¿Es la Rotten? La voz parecía un poco más grave, ella la tiene de pito. Y no se escucharon sus pasitos rápidos, tiqui tiqui tiqui. Silencio.

Seguimos merendando y hablamos bajito. Nos interrumpe el sonido del ascensor. Así que la persona que entró sigue ahí. Es extraño que la Rotten no entre cotillear en la cocina. Le gusta tener todo bajo control. Aunque desde hace tiempo meriendo más tarde y ella lo sabe. Cuenta con verme en el zulo.

lunes, 7 de julio de 2014

¿A quién puede caerle mal Ascensión?

Hace tiempo que tengo ganas de hablar de la Rotten, pero siempre me han surgido otros temas y lo he ido dejando. Lo más probable es que sean notas inconexas, según vaya recordando.
 
Se llama Ascensión, pero cariñosamente mis amigas y yo le llamamos la Rotten, porque es igual de simpática que la señorita Rottenmeier, la institutriz de Clara. Tiene unos sesenta años, soltera, vive sola y todos los fines de semana se va a casa de su madre en una ciudad de provincias a unas tres horas de viaje. Está muy sola. Tiene tres hermanos, los tres solteros y cobijados bajo el ala de la vieja. Ese núcleo familiar es muy raro. Siempre que me habla de ellos me recuerda a un capítulo terrorífico de Expediente X en el que aparece muerto un bebé completamente deforme que resulta ser fruto de las relaciones de una madre con uno de sus hijos. Ella no tenía ni piernas ni brazos y todos se la cepillaban.

martes, 17 de junio de 2014

Cómo las cosas nos afectan más de lo que pensamos

Lunes 16 de junio de 2014
17:39h

Hace tres meses y un poquito di por terminada la “historia” de David, aunque confieso que no perdí la esperanza del todo. En aquel post comentaba que mi última oportunidad era la entrega de los papeles que estaban en mi poder. Ese momento nunca existió. Fueron pasando los días y las semanas. Hace un mes me escribió un email pidiéndome que se los enviara por correo interno. Esos papeles suelo llevarlos yo misma y ni siquiera los dejo en los cajetines, sino que los entrego en mano. Pero en este caso me enfadé y los envié sin preocupaciones ni remordimientos por si se perdían. No me confirmó si le habían llegado o no. Me lo tomé como algo personal. Ni siquiera tiene que desviarse para ir de su casa al trabajo o al revés, sólo cambiar la ruta. Sí, me sentó fatal que no quisiera volver a verme porque el mensaje era claramente ese. Por muy ocupado/a que estés, siempre se buscan excusas para ver a la persona que te gusta. Tenía el asunto más o menos olvidado, pero ese fue el detonante para alejarlo definitivamente de mi pensamiento… Bueno, vale, a  veces regresa porque algo me lo recuerda, unos ojos iguales a los suyos, o la misma colonia. ¿Joder, tanto me afectó? Pues se ve que sí.

viernes, 23 de mayo de 2014

El imán del desahogo

And What shall I Write, por Lew Holzman (Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica)
And What shall I Write, de Lew (tomswift) Holzman
Hace más de dos semanas que no escribo. No tenía ideas, o no me parecía que las cosas que pasaban a mi alrededor fueran interesantes. Estaba como Nurit Iscar, que al inicio de Betibú se pregunta “¿Por qué tanta gente cree que su vida es única y yo creo que la mía es igual a la de cualquiera?”. Iría un poco más allá y diría ¿por qué la mía es menos que la de cualquiera? Así estaba.

Ya tuve una pequeña crisis hace unos meses. Me obligué a ponerme frente a la página en blanco y la superé. Así que decidí hacer lo mismo. Escribí casi una página y dejé notas para seguir al día siguiente. Hoy es el día siguiente y me ha pasado algo que me ha llevado hacia otro tema. Parece que vuelvo a las andadas, aunque sea de una manera un poco desordenada.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Todo por no tener ordenador

Hoy hace una semana que me actualizaron el ordenador. Vinieron a recogerlo a las diez. El día se presentaba largo, así que decidí hacer pequeñas tareas pendientes, como ir a buscar el certificado de retenciones, o acercarme a correos. Además metí un montón de cosas para ir a la biblioteca: un libro, el guion de Cadena perpetua, mi cuaderno de notas, el primer esquema de lo que estoy empezando a escribir. Iba cargada como un borrico.

Los departamentos de administración y recursos humanos están en otro edificio, a unos cinco minutos de aquí. Ya estaba llegando cuando vi el autobús de donación de sangre justo en la puerta. En ese mismo momento decidí que después de recoger el certificado, me iría a donar. Tenía toda la mañana y aún me daría tiempo a ir a correos y a  visitar la biblioteca, aunque sólo escribiera un poco y dejara la lectura para otro momento.

Cuando me acercaba al autobús vi entrar a una compañera. No la conocía, pero llevaba la identificación. Como yo. Por un instante, en vez de darme confianza, me hizo dudar. Tengo pánico a las agujas, sólo con hablarme de ellas me entra una debilidad que me hace temblar las piernas, me mareo siempre que voy a hacer análisis, nunca voy sola, pero pensé en toda la gente que necesita de los demás y me acerqué a la cortina dispuesta a superarme a mí misma.

domingo, 27 de abril de 2014

Un post a medias que no sabía cómo titular

El viernes empecé un post que empezaba así:

“Esta mañana leí el artículo de la psicóloga Patricia Ramírez, Las personas “socialmente elegantes”. Aquí en el curro hay muy pocas que cumplan todos los puntos que ella menciona, algunas creo que no cumplen ninguno”.

Luego comentaba un poco cada punto y para terminar tenía pensado conectarlo con algo que me pasó la semana pasada en el trabajo. Algo interrumpió el proceso de escritura, no tomé notas y hoy, al abrir el archivo, no recuerdo qué es ese algo. Supongo que una de esas tonterías mías. 

jueves, 10 de abril de 2014

¿Será envidia? ¿Soledad? ¿O qué?


Rainy, por « м Ħ ж ». Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)
Rainy, de « м Ħ ж »

Cuanto más solitaria se siente una persona, más a menudo se ducha o se baña, más caliente le gusta que esté el agua y más tiempo se queda bajo la ducha. Lo que eso nos dice es que las personas solitarias están reemplazando, sustituyendo el calor social que no tienen en su vida, que les hace sentirse solos, por calor físico”.

Estas palabras son del profesor de psicología en Yale, John Bargh, en el minuto 16:50 del documental El cerebro automático: el poder del inconsciente (es el segundo de dos documentales sobre el funcionamiento del cerebro) y vienen de perlas para lo que iba a escribir sobre mi semana en el trabajo.

Antes de hablar el profesor Bargh, se ve a una parejita en la ducha. Pensé cuánto me gustaría estar en su lugar, ya hace algún tiempo que no me toca. Y entonces, ¡zas!, aparece Bargh soltando esa retahíla. Inmediatamente aparecieron en mi mente las imágenes de mis duchas este invierno, en las que no cierro el grifo del todo mientras me enjabono porque siento frío. Vivo sola desde hace años, me gusta, me siento bien llegando a casa y teniendo todo para mí. Sin embargo, esa ducha del documental hizo click como lo hicieron otros pequeños detalles últimamente. Un click como este provocó que me bajara de la noria hace exactamente cuatro meses. Cuatro meses y un día. Pero parece que echo de menos estar allí arriba más de lo que pensaba.

martes, 8 de abril de 2014

Liebster Award: ¿Me darán ya el tridente?

Liebster Award


Llevo cuatro meses y medio escribiendo en este blog, así que fue una sorpresa cuando Rita, de Entre ironías, sudores y sinceridades, me dio la oportunidad de ganar un premio Liebster. Los propios bloggers se lo otorgan a otros blogs siempre que tengan menos de doscientos seguidores. Me hace mucha ilusión, sobre todo porque viene de una escritora que me encanta y con la que me siento muy identificada. GRACIAS, fue una sorpresa, ningún compromiso pero sí un pequeño reto.

martes, 1 de abril de 2014

Mirones

Ayer al salir del trabajo, tenía que ir a Correos (últimamente parece que me da por escribir más sobre lo que pasa fuera de la ofi que dentro de ella). Me esperaba un paquete de Ana la Rana y ya sólo me quedaban un par de días. Cosas de la vida. El día que iba a ir a recogerlo, hubo una avería en el tren y no llegué a tiempo. El sábado pasado, mi otra oportunidad y la mejor, me surgió otra cosa y tampoco pude ir. Pensé, hoy o nunca.

En el viaje de regreso a casa, suelo coincidir con dos compañeros de la facultad. Eran de esos compañeros a los que conocía de vista pero nunca hablaba con ellos. No recuerdo sus nombres. Él nunca me transmitió buena onda, de hecho, me cruzo más con él que con ella y sigue sin transmitirme nada positivo. A veces se queda mirándome como un panoli, pero no me dice nada. No me gusta que me miren así. Otras, se recorre medio vagón para salir por la misma puerta que yo aunque le quede más cerca la de más allá. Si tanto interés tienen, que saluden, claro que no pega después de casi seis años viviendo en el mismo barrio y no haber abierto la boca.

lunes, 24 de marzo de 2014

(In)Comunicación

De lo que voy a escribir hoy, no es un asunto sólo de la ofi, es un problema general en el que he pensado (más) desde hace unos meses. Hace unas semanas vi Una pistola en cada mano, de Cesc Gay y desencadenó la necesidad de escribir sobre ello aunque no sea novedad. Una pistola en cada mano es una película sencilla, más teatral que cinematográfica, dividida en varios bloques que parecen cortos y que se conectan en la escena final. Mucho diálogo, no se para de hablar. Antes de terminar te das cuenta de que tanto palique es la excusa para tapar unos problemas de (in)comunicación profundos. Y esto me lleva a lo que vengo observando en la gente a mi alrededor: lo incomunicados y solos que en realidad estamos.

 Una pistola en cada mano

martes, 11 de marzo de 2014

Décimo aniversario

Me levanté un poco más tarde de lo habitual para un jueves. Había huelga de estudiantes, pero debía de tener alguna práctica que hacer porque sobre las ocho y media estaba preparándome el desayuno. Una de mis compañeras de piso vino corriendo a la cocina, alterada y pálida. Las dos volvimos inmediatamente al salón donde las dos tazas de leche se quedaron frías. Creo que no hice nada en todo el día, solo recuerdo las terribles imágenes repetidas una y otra vez, como si el tiempo se hubiera parado, y las llamadas que entraban a duras penas porque las líneas estaban colapsadas. Las cuatro intentando llamar a casa para decir que estábamos bien porque ante una situación como aquella, nuestros padres estarían preocupados aun sabiendo que no teníamos por qué coger el tren a esa hora.

jueves, 6 de marzo de 2014

Hoy me hago la víctima

Estoy triste. Es cierto que no es la mejor época de mi vida, pero siempre intento sacar algo positivo de las cosas para no hundirme. Hoy no puedo. David y yo hemos terminado nuestro proyecto, mañana vendrá a recoger unos papeles y ya no lo veré más. Trabajamos en la misma empresa, en edificios diferentes que no están ni a doscientos metros de distancia. Nunca me lo encuentro. Quizás es porque tenemos horarios distintos, porque salimos en direcciones opuestas o porque él pasa mucho tiempo de viaje. El caso es que mañana será la despedida (definitiva).

viernes, 21 de febrero de 2014

La guerra contra el aburrimiento

En este zulo-despacho todo el mundo se aburre. Excepto la Mofeta cuando trabajó aquí, al César lo que es del César, aunque puede que ella le encontrara una utilidad lúdica alternativa al Excel, como esos jueguecitos que te enviaban los amigos para adivinar de qué serie era la melodía. El resto, dedicamos una parte de nuestro tiempo laboral a mirar nuestro correo electrónico, leer la prensa, tuitear, hacer alguna compra en internet, actualizar Facebook y cotillear el de los demás, mandar whatsapps como posesos, ver vídeos de Youtube, mirar trapos y zapatos, seguir la liga de fútbol, tener conversaciones interminables por teléfono, ligar, mirar la cámara de la guardería como si fuera un programa de Gran Hermano y, por supuesto, escribir entradas de blog para poner a todo el mundo a caldo. La diferencia entre unos y otros es el nivel de incordio a los compañeros. El premio a los mayores incordiadores nos lo llevamos Mr. Lolas y yo sólo porque tenemos que respirar en este zulo. ¿No da pena que La Otra tenga que compartir despacho con dos personas? Es para llorar, pobre.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Tren

No sé muy bien cómo empezar ni lo que realmente quiero contar, pero necesito sacar esto de dentro. Anteayer (lunes diecisiete de febrero) hubo un accidente en la estación de Cercanías de Nuevos Ministerios. Hay noticia difundida por agencias, así que puede suponerse que la versión de los testigos afirmando que la caída de la chica fue accidental, es fiable. Hay un pacto con la prensa para que no se difundan los casos de intento de suicidio en las vías.


Boca de metro Nuevos Ministerios
Entrada a Nuevos Ministerios, de Dorotea Hyde

lunes, 10 de febrero de 2014

Bajón

Hace un poquito más de dos semanas desde mi última entrada y no he escrito nada. No me siento inspirada, no tengo ganas en realidad. Supongo que me han pasado cosas igual que en las semanas anteriores, sólo que no tengo el ojo mágico activado, ese ojo que hace ver las cosas de una manera diferente, brillantes, el ojo que te dice “esto hay que contarlo”. Sin embargo, todos los escritores dicen que hay que escribir siempre, así que aquí estoy, contando simplemente que se me han ido las ganas de escribir.

Joxxx, qué poco me ha durado la ilusión por el blog. Pensaba llegar al menos a los seis meses, en mis mejores sueños diablescos, me imaginaba incluso llegando al año. Y aquí estoy quejándome tres meses escasos después. Y no puede ser. Utilizo este blog como terapia y también como práctica de escritura, ¿es que voy a abandonar a las primeras de cambio algo que me encanta hacer? (escribir, no la terapia).

El mes de enero fue horrible en el trabajo. Tanto, que hasta afectó a mi vida privada. Me encasquetaron un marrón. Tuve que dejar de lado mis tareas oficiales, incluso mi trabajo con David, el italiano buenorro. Así que además del agobio por la fecha de entrega, se sumó el cabreo por no poder verlo.

viernes, 24 de enero de 2014

Peligro: celosa en el zulo

Al final de mi última entrada, comenté que La Otra está empezando a tener problemas con sus celos. No lo entiendo, Mr. Lolas tiene mujer y seguro que alguna amante a la que ve nada más salir de aquí. Pero claro, a mí me ve la cara y mi presencia le impide arrojarse a sus brazos en el despacho. Porque tirarse a alguien en la mesa de trabajo pone.

Not so happy lioness, de Tambako de Jaguar
Not so happy lioness, de Tambako de Jaguar
En cuanto le digo hola a Mr. Lolas se convierte en una leona que defiende un territorio que no es el suyo. A mí este tipo ni siquiera me gusta y aunque me gustara,  pensar que ha tenido relaciones con La Lolas me da repelús (eso y que se sorbe los mocos demasiado a menudo para mi gusto). No sé por qué, pero me provoca un rechazo que puede ser tan enfermizo como los celos de La Otra, no voy a negarlo. Además, yo prefiero los espaguetis a las arepas.

jueves, 9 de enero de 2014

¿Érase una vez?

Érase una vez… Perdón, perdón, esto no es un cuento de hadas. Me confundí porque hay brujas, las hay en todas partes y esta historia está protagonizada por dos. También necesitan sus quince minutos de gloria. Estas brujas son de las que en principio no lo parecen, van de buenas pero clavan las puñaladas por detrás. Ésas son las peores, las mejores brujas en realidad.

Hace tres años, al regresar de las vacaciones de navidad, me encontré con un peculiar regalo de reyes: tenía nueva compañera de despacho, la tercera contando con la Cotorra y conmigo. Curioso, porque enseguida descubriría que las dos tienen obsesión por las tetas, propias o ajenas. Ya el primer día, en cuanto nos quedamos solas, me contó toda su vida empezando por su operación de aumento de pecho, ¡por supuesto! Como no le miraba el escote, intentó llamar mi atención menándolas y cuanto menos caso le hacía, más las meneaba, pensé que se le iban a salir. Por esta historia y por su afán de desnudarse delante de mí, mis amigos la bautizaron como la Lolas.